Poco a poco recupero la rutina y, en cierto modo, se agradece "saber" cómo vas a deslizarte por las líneas de tu agenda, al menos para una mente hiperpensante como la mía. Todo lo que me den y no tenga que decidir yo me parece ideal ahora mismo. Bueno, ahora y siempre. Soy indecisa desde que me conozco, porque decidir supone ir trazando un camino u otro según tus elecciones y siempre me ha pesado como una losa esa responsabilidad. En vez de tomármelo como algo emocionante, he crecido creyendo que si me equivocaba sería algo terrible, pero lo cierto es que hay pocas cosas te-rri-bles, si acaso molestas y que hay que capear, pero nada más (hay que practicar para creérselo, ya lo sé, pero no perdemos nada por intentarlo).
Así que bueno, aunque dé vértigo saber que el destino se lo va haciendo uno a poquitos, y que decisiones aparentemente bobas como ir o no a un sitio un día, por ejemplo, pueden cambiar toda tu existencia, merece la pena verlo como una aventura e intentar confiar en que todo saldrá bien en lugar de ir aterrada por ahí, que además es fatal para el cutis y no hablemos de los niveles de cortisol (queda estupendo escrito, oye, ahora voy a ver si me lo aplico).
La cuestión es que ya os conté aquí que guardaba medicación y que había decidido regalarla. Esta decisión no es una cualquiera. Seguro que las compañeras de TRA entendéis el simbolismo. Mientras las jeringuillas, los óvulos, las pastillas y los viales estuvieran en el botiquín, seguiría sin cerrar esa puerta. Además, la memoria es selectiva y con el paso del tiempo tendemos a recordar sólo lo bueno como mecanismo de supervivencia digo yo (acordarse sólo de nuestros errores y catástrofes no es funcional), y yo estaba a una noche en vela de volver a plantearme jugar con el quimicefa otra vez. Y no puede ser, así que era absurdo y una tortura psicológica seguir guardando eso. Así que le comenté a mi madre que la quería regalar y cuando me dijo que le parecía lo mejor que podía hacer (ella, que no quería ni oír hablar de que volviera a pincharme nada), me animé aún más.
El martes 21 de julio fue un día muy especial. Quedé con alguien que no conocía y sentí un escalofrío.
Una amiga buscadora le contó a C que regalaba mi medicación y me escribió al mail. ¡Por cierto! Muchos me habéis comentado que no sabíais dónde escribirme y habéis tenido que ingeniároslas. Ya he añadido la dirección de correo. Estaré encantada de leer vuestras historias, que los comentarios a veces se quedan cortos o no parecen el lugar adecuado.
Bueno, retomo, que yo pierdo el hilo rápidamente. C me escribió porque ahora en agosto iba a necesitar el Pergoveris, y ese martes me encontré con su marido para dárselo. Llevé ese medicamento y todos los demás, el Utrogestán, la Meriestra... Y no le llevé el paracetamol y el ibuprofeno de milagro. ¡Quería deshacerme de todo! Me dijo que no los necesitaba, pero mira, por si acaso, y yo ya no los quería ni ver.
Los dos paramos en una rotonda, así que no había tiempo para mucho, pero os juro que al entregarle la bolsa sentí escalofríos. Lo juro. Una sensación increíble. ¡Increíble! No os lo voy a conseguir explicar porque no la había sentido antes. Y me hizo fuerte. Me sentí orgullosa de mí misma, simplemente por el mero hecho de haber tomado una decisión. Toda una novedad para mí.
Le deseé suerte y le dije que por favor me contaran. Lloré al meterme de nuevo al coche. Fue una tarde de muchas emociones. Ojalá lo consigáis, chicos. No os hacéis una idea de la ilusión que me haría que algo que me ha traído tanto sufrimiento os diera la felicidad a vosotros.
Con las prisas y las emociones se me quedó el Menopur en el asiento. Le pregunté a C por si tenía que perseguir con el coche a su marido, pero me dijo que no le hacía falta esta vez. Son sólo 2 viales, pero bueno, quizá si alguien os da otros... Así que ya sabéis, banderilleras mías. Aquí os lo guardo. C, por supuesto si lo quieres, es tuyo, pero espero de corazón que sólo me escribas para mandarme la foto del test de embarazo con un positivazo enorme.
Ya veis, a veces decisiones a priori duras y que asustan porque suponen dejar algo atrás definivitamente, traen consigo alegría y satisfacción.
Sólo hay que echarle (más) valor.
Hola nena!!! No sabes cuanto te entiendo. Yo guardaba un medicamento par ala estimulación ovarica nunca lo utilice porque estábamos esperando a unos tratamientos de la varicocele de mi esposo y en eso me diagnostican falla ovarica, hace como una semana los vi revise la fecha de caducidad no podía creer que ya estaban vencidos yo creo que paso como mas de 1 año guardado lo tire a la basura, sentí como si tirara una ilusión, se siente extraño como renunciar a algo. Pero bueno como dices hay que pensar positivo y creer que lo mejor esta por venir. Te mando un fuerte abrazo.
ResponderEliminarCarolina! Claro que sí! Lo mejor siempre está por venir, siempre. Te estoy leyendo ahora mismo, te contesto allí ;)
EliminarLaura has sido muy valiente y has dado otro paso firme hacia Bienve. Ánimo que ya estamos más cerca. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Raquel! Pasito a pasito al final llegamos!
EliminarÁnimo con el ruso, que en nada lo vas a necesitar!
Deshacerse de la medicación fue une enorme liberación para mi: pasar totalmente página hacia la adopción; y de paso ayudar a otra pareja a acercarse de su sueño..
ResponderEliminarMuy bien Laura!!!
Verdad que sí? No sé cómo no se me había ocurrido antes! Besos!
Eliminary gracias!
EliminarYo tenia mi medicación en una bolsa, que odié y odié en cada ciclo fallido. Cada vez que empezaba n nuevo ciclo y recurría a ella se me partía el alma, pensando en todos esos pinchazos y quimicefas como dices que acabaron en lágrimas.
ResponderEliminarCuando pasé a ovo y todo se relajó se me relajo el alma...y cuando ya avanzado el embarazo decidí dar mejor vida a esas cajas de medicamentos, agujas y jeringas,...el día que esa bolsa salió de casa pasará no volver...ese día fue muy especial, pareciéndome que no dejaba una bolsa sino una enorme losa que me acompañaba cada minuto de mi vida, y que por fin la dejaba atrás.
Enhorabuena por ese paso y ese momento!
Hay que pasar página y uno se siente mejor alejando de su vida ciertas cosas, sobre todo si no nos traen recuerdos agradables, y a veces suponen tal liberación que empiezan a llegar a tu vida otras cosas que deseabas, en vuestro caso la carta para la adopción. Un abrazo.
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