Por aquí seguimos con la resaca de la apertura de la nacional en Madrid. Al menos para mí, es inevitable leer y leer experiencias de la gente del grupo de Facebook que ya ha adoptado, hacer elucubraciones sobre cuándo empezarán a llamar y fantasear con la llamada de asignación. Supongo -y espero- que llegará el día en que no sienta estos nervios en el estómago y ocupe mi cabeza con alguna otra cosa. Pero es que tenéis que entender que esto ha dado un vuelco a la situación.
Según nos informaban desde AMOR la semana pasada, en 2014, en Bulgaria, el número de niños adoptables sanos menores de 5 años ha sido 38. Esa cifra supone cuatro años de espera como poco, por no mencionar que las posibilidades de un bebé búlgaro son ínfimas para la adopción internacional.
Los responsables de la bolsa madrileña dicen que aquí son todo bebés, la mayoría renuncias hospitalarias, es decir, recién nacidos. Lo escribo y se me desboca el corazón. No os podéis hacer una idea del efecto que tienen en mí esas palabras. Yo, que ya creía que no jugaría a cambiar pañales, y ahora es más que probable que me asignen una criatura ¡de días!
Por lo visto, han reabierto porque entre las familias que aún esperan ya no quedan "preferentes", esto es, menores de 40 años. En la nacional se hace media entre nuestras edades, y la nuestra es de 34 años. Por si fuera poco, por ser de los primeros en entregar el ofrecimiento y tener ya idoneidad internacional y el curso hecho, puede que vaya rapidita la cosa ("rapidito" siempre teniendo en cuenta los dilatados tiempos de la adopción, pero no es descabellado hablar de que venga en un año). Así bien, como os digo, un cambio radical en nuestra situación. Parece que por una vez el viento sopla a favor y empuja el globo hasta nuestro ansiado destino.
Estoy como loca, yo, los míos... Días seguidos de alegría. Otra vez la ilusión por un bebé, que yo sé que los que lo tenéis sabéis pensáis que estoy majara por querer pasar noches sin dormir y tal, pero entended que pensé que nunca sabría lo que es eso. Además, tratándose de una adopción, prefiero que su vida anterior se reduzca al mínimo posible, que esté conmigo en vez de en un centro o vete tú a saber dónde.
Ojo, también tengo mucho miedo. Me da pánico que no llegue bien la solicitud, que nuestra hora (09:00:00) por lo que sea luego no valga y perdamos puestos en la lista que supongan años de espera o, que no nos den la idoneidad para nacional o que ocurra cualquier catástrofe y desaparezca nuestro expediente... Tengo la misma cantidad de entusiasmo que de terror. Es una oportunidad TAN buena, que sería horrible perderla.
Bueno, pues aunque sigo preparando la llegada de nuestra criatura búlgara, lo cierto es que parece que, si todo va bien, su herman@ madrileñ@ vendrá antes, y como no pensaba ya tener un bebé, de repente me he puesto a pensar en todo lo que tengo que preparar. No sé si os imagináis la ilusión que me hace esto, aunque a vosotros os parezca una bobada.
Por si alguno más está de pronto en las mismas que yo he preparado un cuadrito de estos que me gustan con lo que se me ha ido ocurriendo. Agradezco a papás adoptivos que lo completen, que seguro que me dejo cosas. Lo iré ampliando.
A través de otros padres, sé que te asignan al crío un día y a lo mejor tienes que ir a recogerlo al cabo de dos. En ese momento descubres su edad y sexo, así que aunque hay cosas que puedes ir teniendo, otras no y tienes que ir corriendo a IKEA, y a por una silla para el coche o no te lo puedes traer.
Otra de las particularidades de la adopción es que tienes que saber si tu hij@ ha estado en un centro o en una familia de acogida donde haya tenido unas rutinas, o le gustara tomar cierto alimento, o si tenía un muñequito para dormir... Supongo que hasta el más mínimo detalle importa para que se adapte pronto.
Si nosotros tenemos ganas de verle, no menos los nuestros. Sin embargo, como ya nos advirtió Lila (Parrondo, de Adoptantis), al principio hay que limitar las visitas para favorecer la creación del vínculo con nosotros, que aprenda fácilmente quién va a ser su mamá y/o su papá, sin pasar de mano en mano. Para esto también hay que tener en cuenta de dónde lo recogemos.
Para hacer este cuadro he estado leyendo, entre otros, artículos sobre la llegada de un bebé a casa y claro, la mayoría son para hijos biológicos, y te hablan de preparar a la mascota dándole a oler su ropita y tal. En nuestro caso, Willow va a flipar como nosotros, y en este sentido sí que debemos estar preparados para que nuestras expectativas no se ajusten a la realidad que nos encontremos. Esto me lo tengo que aplicar yo la primera, que me lo imagino todo bonito y precioso y a lo mejor al final lo es, pero puede que los principios sean duros para todos.
Aún falta para que Bienve venga a casa, es verdad, pero pensar en estas cosas me ayuda a sobrellevar la espera. Este viaje en globo mío ha sido de todo menos placentero, y de vez en cuando debo permitirme soñar.
Felices sueños a todos