Por fin llegó el día 1 de octubre, cuando estábamos citados a la reunión informativa una treintena de familias, los primeros de la lista según la hora que en que nos registramos la mañana que se abrió el plazo para los ofrecimientos.
Fue especial no sólo porque al fin supimos de qué trataba la cosa, sino sobre todo porque puse cara a gente con la que me relaciono a través de las redes, personas que me están ayudando y animando de una manera excepcional.
Yo había dormido genial y me había levantado contentísima. Llegamos a Gran Vía 14 y nos encontramos con nuestro amigos del curso de adopción internacional. No sabéis la alegría de saber que nuestros viajes van parejos, otra familia viviendo las mismas experiencias con quienes podremos contar cuando surja alguna cosa o ¡simplemente para celebrar juntos la llegada de los peques!
Nos dieron una carpetilla (en la foto, con la pegatina de visitante del día, tengo toda una colección de ellas) con instrucciones del proceso y nuevos cuestionarios para rellenar para el estudio psicosocial que nos harán. Un ángel esperante me había sugerido que llevara la documentación, aunque yo pensaba llevar el
super archivador por si acaso de todas maneras, al final hasta le he cogido cariño.
La reunión fue similar a la informativa de 2013 para adoptar internacionalmente, salvo por las peculiaridades del proceso nacional. Me sorprendieron algunos datos, como que sólo de las 09:00:00 éramos 32 registros, y que en total nos habíamos presentado 1.241 familias. Como en la convocatoria de 2008, en la que de los 1.698 ofrecimientos sólo se materializaron en adopciones 350, no todos acabarán con un niño de la lista madrileña en casa, bien porque no pasen la idoneidad, o porque se pasen de edad debido a la demora que genera la gran demanda, o bien porque les llegue un pequeño de otro país o cambien su proyecto de vida.
En general, no hubo sorpresas, sabía a lo que iba y pocas cosas me llamaron la atención. Como anécdota, os cuento que antes que padres seremos guardadores con fin de adopción o, lo que es lo mismo, que conviviremos con Bienve en guarda preadoptiva, lo que hasta ahora se conocía como acogimiento preadoptivo. Que esta guarda extingue el régimen de visitas que el pequeño pueda tener, y que su duración viene determinada por la del proceso judicial, que puede oscilar entre los 6 y 18 meses, salvo que se obstruya o complique por alguna causa, como que la familia biológica se oponga en el juicio, por ejemplo.
Durante la charla, yo iba rellenando el cuestionario para dejarlo en el registro al finalizar, ya que dijeron que pese a que haya un orden de expedientes los niños no esperan, esto es, que si al que le toca por lista no tiene la documentación, pues se pasará al siguiente, obviamente. La cuestión es que no era la única que rellenaba papeles durante la reunión, y el turno de preguntas evidenció la ansiedad de la mayoría de las familias, puesto que todos parecían querer saber cómo "adelantar" puestos, ya que los que tenemos idoneidad internacional, por ejemplo, no tenemos que hacer el curso, pasamos directamente a las entrevistas con la psicóloga y la trabajadora social y no serán se supone tantas como las primeras.
Bien, pues no sólo yo tuve esa sensación, también mi amiga, que apuntó esto es su libreta:
Y no, no es una carrera. La gente me dice que seguro que va a ser antes de lo que creo, pero es que a mí me da igual. Creo firmemente que Bienve es exactamente quien es, y vendrá cuando tenga que venir. Y queda muy poco, qué más da un par de meses más o menos, con todo lo que hemos esperado.
Y no podemos olvidar que, como nos recordaron, lo único que tienen todos los niños adoptables en común es un principio de vida muy triste, un pasado de desamparo. No deberíamos perderlo de vista. Que a veces parece que estamos pegándonos por el peluche de la feria.
Me encantó que nos presentara a Susana, la técnico a la que irá a ver nuestro hijo para pedirle información sobre su expediente, como hacen todos los demás. Solo que me gusta pensar que me pedirá que lo lleve o le acompañe, porque no tendrá miedo de nuestra reacción ante su curiosidad. Y es que, como afirmó el ponente, TODOS los niños se preguntan por su familia biológica. Pues claro. Y para más datos, nos contaron que los que mejor lo llevan piensan al menos en ello una vez al mes.
Con toda la información sobre el proceso que empieza (documentación, entrevistas, idoneidad...) y sabiendo los supuestos típicos que hacen que un niño sea adoptable (1º renuncia de la madre en la maternidad, 2º retirada de la patria potestad, 3º abandono en vía pública o similar y 4º abandono en institución), nos pidieron que reflexionáramos y decidiéramos si queríamos continuar.
Firmamos el papel tras señalar la casilla del SÍ. Y salí con una sonrisa enorme porque retumbaba en la cabeza una frase "los 10 primeros pueden ponerse nerviosos".
Ya lo estoy. :)