viernes, 14 de diciembre de 2012

3 por ciento

14/12/2012

Cuando detectaron un fuerte problema en los espermatozoides de mi marido se me cayó el alma a los pies. Empezaron los miedos, las preguntas y las conversaciones sobre posibles alternativas. Sin embargo, hasta que no te ves en la situación no sabes cómo vas a reaccionar. De repente me encuentro diciendo una serie de cosas radicalmente contrarias a lo que pensaba cuando creía que esto nunca nos pasaría a nosotros. Por ejemplo, yo pasé de repetir hasta la saciedad que mi ilusión era tener uno o dos hijos biológicos y adoptar otro, a no querer saber nada de adopciones ni de niños en general, tal era el shock y la depre, al tiempo que él me sorprendió con un "si no vale mi esperma, no quiero que te inseminen de otro". Mal vamos. De pronto nada te vale si no pueden venir de forma natural. La verdad es que somos tan niñeros que la noticia nos dejó K.O.  Luego, las aguas volvieron a su cauce, y las alternativas al horizonte, pero es que de verdad que uno no se hace una idea de lo que se siente hasta que te dicen que, efectivamente, no puedes engendrar.

Así que cuando un seminograma dio como resultado que él sólo  tenía un 5% válido, otro que un 3% nos fuimos a celebrarlo. Como el urólogo dijo, sólo basta UN espermatozoide. 1.


Esto es una carrera de fondo. Como me dice mi prima, hay que ir pasito a pasito, alegrándose por los pequeños logros, quemando etapas. Así que no desesperéis y mirad a corto plazo nada más.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Terror en la farmacia

12/12/2012

Menuda llorera la de anoche.

Recuerdo perfectamente que cuando nos dieron a firmar el presupuesto, pregunté cuánto podía variar. Es más, le dije a la chica "sé que sube, lo vamos a aceptar y vamos a iniciar el procedimiento aquí, sólo quiero saber, por favor, cuánto puede incrementarse para estar prevenidos".

"¡Nada!"- Espetó ella. Y se quedó tan pancha. No sé si lo estará tanto ahora que me acuerdo tanto de ella y le pitarán los oídos.

Vamos a ser claros. No me parece serio jugar con los sentimientos -y menos aún con el dinero- de la gente. 

Me estoy dando cuenta de que esto es otro negocio como el de casarse. Sólo pronunciar la palabra "boda" o "novia" para que te multipliquen el precio de las cosas. Claro. Saben que mientras puedas pagarás lo que sea con tal de engendrar. Feo, muy feo.

Pues bien, Figurante 1 (por no decir su nombre, que me lo sé muy bien) no mintió porque si fuéramos a un juez alegaría que se refería sólo y exclusivamente al presupuesto. Es decir que los 5.500 de la FIV-ICSI sólo incluyen que me saquen los ovocitos, inyecten el espermatozoide campeón y me los transfieran. Consultas, análisis y demás historias, previo pago de su importe. 

Bien. Llevamos 600 euros y aún no hemos empezado con el procedimiento propiamente dicho. En la siguiente ecografía ya tendré que abonar el bofetón, pero vale, hasta aquí todo bien y más o menos asumido. El problema es que ayer fueron mis padres a la farmacia a recoger la  lista de cosas que tengo que inyectarme o tomarme, concretamente 8. Cuando llevaban 4 y ya iban por 900 euros, me llamaron a ver si yo lo sabía y continuaban comprándolo. 

No me desmayé de milagro. Lo que me dio fue una llorera horrible en medio de Alcampo. ¡Es un sueldo!

Figurante 1, gracias por avisar. Espero que duermas divinamente. Vienen las fiestas, los Reyes y mil euros más como poco y de golpe no me parece moco de pavo, cuando la semana que viene tengo que aflojar otros 5.500. No se hace, no señor. En casa no somos ricos, precisamente.

Las lágrimas vienen desde luego por el susto, pero también porque nos planteamos atrasarlo y, claro, estábamos impacientes por empezar. 

Vosotros me entenderéis. Los buscadores. No se trata de un mes o dos más, como dicen algunos, se trata de aplazar otra vez los sueños e ilusiones. Parece que se vuelve a ver más lejos todo.

lunes, 10 de diciembre de 2012

París no, Aravaca

10/12/2012

El 12 de noviembre fue nuestra primera visita al IVI. Este centro no me patrocina el blog, quede claro, aunque acepto ofertas, señores  =)

Fuimos  porque los mellizos de mi prima vinieron de allí, y ya se sabes que más vale malo conocido... Se dice que son los mejores. No sé, desde luego sí son los más grandes, con centros a lo largo y ancho de España. También me han hablado muy bien de Ginefiv, pero vamos, nosotros no hemos ido pidiendo  presupuestos, hemos acudido allí directamente "sin preocuparnos" por el dinero. En esto no se puede escatimar. Acudimos al centro que nos da más confianza. Pero esto es personal.





















Iba nerviosa, ilusionada... ¡Hasta hice esta foto! ¿y por qué? Porque digamos que sentía que era como ir directamente a París, al mismísimo nido de la cigüeña a coger un bebé. Mi niñ@ vendrá de allí, de Aravaca, si todo va bien. ¿Cómo no estar emocionada?

Quienes se hallan en esta búsqueda infructuosa sabrán que se pasa por todos los estados de ánimo posibles, a veces el mismo día. 

Yo iba como de viaje de fin de curso... Raro. Pero es que llevábamos un equipaje muy pesado, muchos miedos, otras tantas esperanzas, varias decepciones y bastante incertidumbre.

Desde luego aquello no tenía nada que ver con un nido de cigüeña. Hiperpulcro, diáfano, minimalista, moderno... No sé describirlo. Una gran recepción con empleados vestidos de negro (esto llama mucho la atención, pero no es nada tétrico, de verdad). Fue mi marido quien pidió cita y, sin embargo, sólo estaba a mi nombre pues, como me dijeron "aquí la protagonista eres tú" (pues ojalá estuviera más repartido el protagonismo, oiga...).

Nos hicieron esperar apenas 5 minutos (no he esperado más ninguna de las veces que he ido), y nos llevaron a la consulta de Gandalf, esto es, ese gran mago de blanco que nos ayudará en la consecución de nuestro objetivo. Pero la verdad es que le pega más el apodo de Doctor Divino porque es guapo no,  ¡guapérrimo!

Nos explica el tratamiento indicado para nosotros, pero yo ya me lo sabía de P a PA porque me había hecho un prediagnóstico en su web. Se trata de FIV-ICSI, unas palabras que he hecho estudiarse a mi madre y que os explicaré más adelante. Puede parecer una tontería, pero que todos estén familiarizados con esos términos para alejar esto lo más posible de eso tan frío y antiguo ya de "bebé probeta".

Entonces pasó algo inesperado: me dice el Doctor Divino que me va a hacer una ecografía vaginal y una prueba de permeabilidad de trompas, a lo que exclamo "¡¡¡si yo sólo venía a decir hola!!!" Está claro que automáticamente el guapérrimo supo que no estaba depilada y que llevaba las peores bragas que tenía. Me indica la enfermera el cuartito donde puedo quitarme el pantalón y la ropa interior, y allí dentro me surge una duda de las más grandes que he tenido en todo este proceso de búsqueda...

"¿¿¿ME QUITO LOS CALCETINES????"

Tras unos segundos eternos, decido que no he ido ahí a ligar y que no tiene sentido que camine con la camisa y la sábana que me ha dado la enfermera a tal efecto enrollada a la cintura, por esa gran consulta de suelo helado. No, tampoco es higiénico, ¿no? Yo voy con mis calcetines.

Vaya pinta.

Llama a mi marido y nos enseña a los dos en una gran pantalla plana mis interioridades, explicándonos cosas. El Doctor Divino me inspecciona por dentro y hace notar en el monitor esa gran mancha oscura que significaba que tenía la vejiga a punto de explotar. Ayss... ¡¡Salí de ahí sin ningún misterio!!

Luego nos llevaron a otra sala, donde nos dieron el presupuesto, para separar los temas médicos de los económicos, cosa que me parece muy bien, aunque no deja de ser parafernalia, pero hace que me acuerde de la familia de la que me cobra, en vez de la del ginecólogo.



Me obsequiaron con un libro (más bien hemos pagado una edición) escrito por el director del IVI, Quiero ser madre.Los secretos de la infertilidad, y tengo que decir que me está gustando mucho. En la primera página ya te dice que es normal que temas asistir a reuniones sociales por si alguna amiga o  familiar anuncia embarazo, que te preguntes "por qué ella sí y yo no", que detestes a quien se queda sin querer y que llores cada vez que te viene la regla.

No sabéis cuánta paz me han traído esas palabras.